lunes, 25 de enero de 2010

Virus

Desde hace días tengo a un familiar ingresado en el hospital. Sé que no se trata de nada original, mucha gente tiene a algún familiar ingresado en el hospital; otra lo ha tenido y otra lo tendrá. A día de hoy, y si nos fiamos del diagnostico de una bata blanca titulada, la cosa no es grave. Aun así, mi familiar no se acaba de recuperar y sufre avances y retrocesos con la elasticidad de Mr. Fantástico. Dicen que tiene un virus, que viene a ser algo así como: "no tenemos ni la más remota idea de lo que tiene pero seguro que le pasa algo, es algo que tiene en el organismo pero que no detectamos, y tampoco tenemos ni pajolera idea de qué lo provocó". Claro, y es entonces cuando se aplica la lógica: "como no sabemos lo que tiene, le vamos atiborrar a medicamentos de diferente índole que pueden provocar efectos secundarios permanentes pero que, si hay suerte, pueden dar con el virus y detener su progresión". ¡Ole sus cojones! Los de la medicina, me refiero, los de la bata blanca no, ya que al ser mujer no tiene.
Sí, sé que estoy haciendo demagogia de salón, y que la medicina no es una ciencia exacta... pero sí de precisión; y, sinceramente, me toca las narices estas imprecisiones cuando repercuten sobre la vida de un familiar.
La cosa no es grave, y ya está fuera de peligro, y de eso me alegro. Pero han quedado efectos secundarios permanentes y otros que están en duda y bajo observación. Tampoco se le acaba de dar el alta porque sufre un estado febril intermitente cuyo origen también es 'Unknow' y sus familiares directos templan sus nervios estoícamente aferrados a una solución definitiva que aún ha de llegar. Yo, por mi parte, no estoy preocupado. Dificilmente podría preocuparme por otra persona que no fuese yo mismo; pero es un familiar mío, y a nadie le gusta sentir la obligación de preguntar de vez en cuando por el progreso del mismo, ni realizar visitas esporádicas a clínica alguna en sus horas de ocio, así como no poder realizar chistes sobre la muerte y las enfermedades sin que el resto de la familia te fulmine con la mirada. Así que Amigo, más vale que espabiles y dejes de hacer cuento con tu organismo; dile a tus células que pateen el culo a ese virus de los cojones y soba al personal hospitalario para que detecten tu recuperación. Ya sabes que yo te estaré esperando para celebrarlo, y te llevaré hasta allí donde prometí que lo haría... y luego, ya podré volver a sentirme bien con mi egoismo.

1 comentario:

  1. Pensaba hacerte una crítica estrictamente literaria, pero no creo que tu ego soportase una exposición pública de ese calibre. Así que sólo espero que tu familiar y tu egoismo se recuperen cuanto antes.
    Y la crítica por teléfono, señor puntossuspensivosenlaúltimafrasedecadatexto...vaya, se me ha escapado

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