jueves, 28 de abril de 2011

...se me saltan las pasiones

Como molan los bares. Creo que son los lugares más parecidos a aquellas tertulias de televisión donde los famosos opinan de todo porque de todo saben, porque de todo tienen una opinión y porque les sale de los cojones. La diferencia es que ellos cobran una pasta y los parroquianos se la dejan en alcohol; aunque el estado de ebriedad suele ser similar.

Anoche se jugó un partido de fútbol, un derbi, uno de esos que popularmente se consideran “clásicos”. Un Madrid-Barça. He de admitir que hace años yo era de los que disfrutaban viendo a veintidós hombres sudando y corriendo detrás de un esférico mientras otro les va aleccionando sobre lo que pueden o no hacer. Tampoco me cuesta reconocer que lo mío era el merengue más que la crema catalana, y que alguna vez había participado en celebraciones de victoria. Hoy en día los tiempos han cambiado y yo con ellos. No es que no me guste el fútbol, pero sí que ha llegado a perder el sentido dentro del proceso de desestructuración continuo de mi cabeza. Los efectos que causa en mí ver un partido hoy en día son los siguientes: aburrimiento e incomprensión.

A lo que iba. Ayer llegué a un bar de mi barrio poco antes del encuentro, uno de esos bares donde todos se conocen, todos se critican, y todos lanzan la mierda al pie de la barra. Digamos que dentro del bar había unos tres cuartos de entrada, con una ocupación de las mesas del cien por cien. Ningún problema, lo mío es la barra, por afición y tradición. Lo primero que hice fue pedir una caña y lo segundo escuchar como un tipo a mi lado vociferaba cerca de mi oído: “¡Una caña y arriba España!” Empezamos bien. Supongo que cualquier otro en mi situación hubiese intentado asimilar el comentario y buscar una respuesta evasiva, confirmativa o discrepativa, según el caso. Yo opté por ignorarle. Craso error. Al momento manotazo en el hombro y una pregunta: “¿Tú de qué eres? ¿Del José o del otro?” En esta ocasión sí que me giré, le miré a los ojos y le dije: “Ni del uno ni del otro” y no mentí porque, mal me pese, soy demasiado estúpido como para comprender la política. A toro pasado también me he dado cuenta de que soy demasiado estúpido para comprender la pregunta de aquel tipo pues no sé porqué regla de tres asocié los términos España y Zapatero a la pregunta de “¿Del José o del otro?”. Por lo de Jose Luis Rodríguez… La cuestión es que esa confusión, esa mala pasada de mi ignorancia me permitió descubrir la grandeza del intelecto humano. Porque, pese a la excepción que marca mi incompetencia mental, el ser humano es un ser extraordinariamente listo, una maravilla de la inteligencia viviente. Al menos el ser humano que va a los bares. Y todo por un encuentro fortuito con un tipo cualquiera en una barra cualquiera. Bueno, por eso y por una caña. Esto… que me disperso, retomando: el motivo que me hizo llegar a esta gran revelación fue el hecho de averiguar que el hombre (y supongo que la mujer) puede mantener un conversación totalmente lógica con otro interlocutor hablando de cosas totalmente distintas. Para demostrarlo de manera sencilla y ágil reproduciré la conversación entre el tipo de la caña de España y yo. Por supuesto que en aquel momento no me di cuenta hasta el final de la charla que yo hablaba de la situación política-social (o algo así) y él de fúrgol:

- ¿Tú de qué eres? ¿Del José o del otro?
- Ni del uno ni del otro
- Mis cojones ni del uno ni del otro. Seguro que eres del otro. Estáis tan cagaos que no os atrevéis a reconocerlo porque sabéis que no tenéis ninguna posibilidad de ganar.
- De verdad, te lo aseguro, que yo paso de los unos, de los otros y de los de más allá. A mí déjame con mi cerveza que es lo único que me interesa.
- Bah, tú mismo. Seguro que eres un chaquetero y que te vas con el ganador tras conocer el resultado.
- Si me pagan la cerveza… Pero hoy en día me cuesta distinguir a ganadores de perdedores, a no ser que considere como ganadores a todos ellos y como perdedores a nosotros, por escucharles, por creerles, por dejar que se lleven nuestro dinero sin rechistar, por permitir que jueguen como lo están haciendo.
- Eh, eh, eh… Que si juegan así es porque no pueden jugar de otro modo. Muy bien lo están haciendo con los recursos que tienen. Se opina muy alegremente de lo que uno haría si estuviera en su lugar. País de mariconas quejicas. No nos conformamos con nada.
- ¿Conformarnos? Si es lo que llevamos haciendo años. Conformarnos y callar. Dicen que el desánimo, el descontento, el inconformismo y la rabia pueden llevar a las masas a revelarse, a levantarse contra los dirigentes, pero eso solo pasa en las películas y fuera de las fronteras españolas. Aquí: ver, oír y callar. Aunque no tengas ni un duro y te estés muriendo de hambre.
- Los dirigentes no tienen la culpa, que el que nosotros tenemos es el mejorcito que hemos tenido nunca. Lo que pasa es que cuesta encajar las piezas, sobretodo cuando se empieza un proyecto desde cero.
- Yo ya estoy hasta la polla de los sociatas, de los peperos y de su puta madre
- ¿De quién?
- De los socialistas y los populares.
- ¿Peró que dices?
- Perdona, ¿de qué estamos hablando?
- Yo del Madrí de José Mourinho. Tú no tengo ni puta idea.

Así que le contesté: “Ah, es que yo soy del otro”. Y me largué del bar sin finalizar la caña, porque comencé a notar como la testosterona del tipo emergía hacia niveles alarmantes. Cuando llegué a casa también pensé en que quizá no estaba todo perdido para nosotros, los hijos del pueblo. Tal vez, si nos imaginásemos a los políticos, a los banqueros y a los dueños de las multinacionales ataviados con el uniforme del equipo rival el espíritu de La Pasionaria nos haría recobrar el sentido de la orientación. Eso sí, siempre sazonados con cantidades insultantes de alcohol.

2 comentarios:

  1. Es usted un tiquismiquis. El hombre de la caña sólo quería un poco de sexo fuerte entre adultos. Yo también suelo dar manotazos a desconocidos en los bares preguntándoles si son de los que les va que le inserten una hortaliza turgente por el recto o son de los otros. A veces he obtenido inesperadas y estimulantes respuestas a lo que se entendía por "los otros".

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  2. la mejor pregunta es la más abierta, que el otro interprete de que le estas preguntando. Así, el otro habla de lo que quiere hablar...

    Pero como periodista, estoy segura de que usted ya lo sabia... ;)

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